Yo qué sé qué me inyectaron. Envolvieron mi cuerpo con un material parecido al papel celofán. Estaba frío pero pronto empecé a sudar. Hacía ruido. Tanto que si me movía un poco, eso crujía y no podía dormir. Me concentré en no moverme nada: quieta, tensando el envoltorio.
Una carretilla vertical me mantenía delante de una pantalla que emitía un videoclip. El mismo todo el rato. Ese en el que sale una chica muy delgada delante de una pared azul que se va desvaneciendo. Todos esos tipos de planos decían que me encontrarías. Todo el maldito rato. Ese era el estribillo.
La chica le pegaba patadas a la pared, hacía como que tocaba la guitarra y movía el pelo. Nadie más aparecía. Yo qué sé que querían de mí, solo sé que la vi una vez en un concierto, más no sabía. Estaba todo oscuro y me molestaba la luz y el brillo de la pantalla. Necesitaba decirte que vinieras, pero si abría la boca, el papel celofán iba a vibrar y ese ruido me podía matar.