—Esto que tiene usted es crónico, vamos, para toda la vida. Bueno, ya sabe que no es de nacimiento, lo tiene desde hace casi diez años. Al principio no se daba cuenta porque, claro, lo estaba ahí, digamos, "incubando", para que lo entienda. Los primeros síntomas no eran ni síntomas para usted. Los mareos aquellos pensaban que eran de una anemia que en ese momento ni se detectó. Vamos, que no le hicimos pruebas, pero que yo pongo la mano en el fuego por que empezaba a tener anemia. Luego vinieron los desgarros fuertes por dentro, pero es que usted no notaba nada, porque decía que era normal, que le gustaba tomar comida picante y que eso no era nada, "que todo bien". No se preocupó. Que ya le repito, es lo que suele pasar en estos caso, es lo más normal, a casi todos los pacientes les pasa: todo lo consideran normal. Por lo que veo en su historial, llamó tres veces al 112. Dos veces en el 2016, en febrero y en agosto, y otra en el 2017, en mayo. Aquí puedo leer que estaba en su casa con temblores, con fríos y calores, que se le nublaba la vista y que tenía "la sensación de tener un butrón en el estómago". Además, más o menos, el año pasado tuvo una erupción en la piel, le salieron unas aftas... Asuntos menores. A ver... Le han hecho analíticas regularmente. Es decir, aquí veo que cada tres meses, desde hace doce años, a usted le analizaban casi todo. Los parámetros daban normales siempre. Sí, bueno, a veces un poco de glucosa, pero es también algo lógico. Le llegaron a hacer una resonancia de la cabeza, por lo que veo aquí. Casi de todo, usted está aparentemente bien.
—De estas cosas yo no entiendo mucho, no tengo ni idea, pero lo que no sé es cómo no me hicieron un electro, con tanto control rutinario...
—Pues tiene usted razón. Sí, no sé cómo nadie le tomó las pulsaciones. ¿Sabe? Los protocolos fallan, pero aquí tenemos un buen estudio de su salud. [Déjeme un momento su muñeca. Remánguese un poco el jersey, por favor]. Somos humanos y a usted le faltan los latidos.