Alguien te anima a hacer de todo: a aprovechar la oportunidad, a exprimir la experiencia y a beberte el zumo con pepitas (ya me da igual lo del colador). Alguien (cualquiera, hasta incluso yo desde fuera) te dice en abstracto que todo va a ir bien, que "seguro que sí y que disfrutes". Estas son algunas cosas que dan forma (por ahora) al concepto de ‘hacer de todo':
- Buscar piso
- Romperse la cara contra un cristal muy limpio
- Ir en metro
- Recorrer andando toda la calle de Alcalá desde el número 543 hasta la puerta
- Romperse la cadera
- Comprar en un supermercado Día porque el Mercadona está lejos
- Poner la lavadora y tender la ropa (varias veces)
- Limpiar la casa (también varias veces)
- Consumir todos los datos del móvil
- Ir gratis a un museo cutre
- Ir gratis al Museo del Prado
- Comer sola en un libanés tabulé (con sabor a cilantro) y falafel (duro) con mayonesa
- Comer a las 17.00 horas en tu casa para sentirte mejor
- Escribir correos
- Esperar respuesta a los correos anteriores
- Dormir
- Que te dé una erupción en la cara
- Estudiar por qué las botellas de plástico crujen tanto solo por la noche
- Hacer fotos a las fachadas
- Hacer fotos a los suelos
- Hacer fotos de gente mirando fotos
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