Ya ha parado de roncar, pero en mi cabeza sigue. Reproduzco ese ruido en bucle. Sigue molestando. Duerme en silencio y estorba. Ocupa el silencio y quiero encontrar una tienda que a estas horas venda tapones para los oídos, pero ¿quién sale sola ahora? Todo está cerrado y su sonido horrible reverbera por las calles. Tose. Traga. Recomienza el ronquido. Se caen unos platos de la cocina. Una botella se descomprime y cruje. El motor del frigorífico empieza a revolucionarse. ¿Quién sale de la habitación para ordenar el caos? Yo salgo y no hay nadie que lo cause. Recojo los restos de los platos y soy consciente de que se me ha escapado alguno. Bueno, no iré descalza el tres meses. El ruido del camión de la basura con su frenazo y su arranque. Alguien hace palmas por la calle y ni eso hace que deje de tocar. Una lama de una cama se vence, por no soportar su peso, se parte, cae al suelo y sigue.
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