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12 julio 2016

Correspondencia

Tengo tres correos sin leer. No los voy a leer en la vida porque son de 2010. Son los típicos correos de bienvenida a la plataforma de Gmail: “Hola, buenas, estamos aquí a tu servicio”. Son tres emails estúpidos, que en su momento supongo que servirían de algo. Pero ahora no. 

Tengo siete correos en borradores. Uno es de el documento más importante en el que estoy trabajando. Por si acaso tengo algún problema con el original, lo guardo en un borrador. Otro es el título de una película. Va cambiando cada semana. Otro es una lista de webs que pueden servir para el primer documento del que hablaba. El siguiente contiene una palabra: “Conjuro”. El otro tiene un texto que forma parte de un desvarío poético que surgió en una conversación con mi mejor amigo. El otro es una descripción para un proyecto futuro. Y el último, el primero, que tiene fecha del siete de abril, unas ideas que escribí en un avión. 

Tengo algunas etiquetas o categorías para organizar mejor el contenido que me llega a la bandeja de entrada. Tengo también siete emails en la bandeja de ‘spam’. Juro que el número siete es casualidad. Juro que no tengo nada que ver con esa cifra. 

01 julio 2016

Para una entrevista: a una folclórica digital

Folclórica digital
Nacida en los noventa
Con residencia fija en Europa


Pregúntale por la infinitidumbre de internet, por su antiguo pelo largo y por si su abuela entiende su forma de vida. Esos son los tres pilares de la entrevista. Al menos, así la fundamentaría yo. Para completar, pregúntale si le da pena ver las fotos de sus amigos en Facebook celebrando el día del bando. Que si se ve en algún otro momento de su vida que no sea la jubilación viviendo en Murcia. Que si, de hecho, se ve jubilada en Murcia. O si entiende el concepto de jubilación en este siglo. Ve profundizando según diga que sí en un momento o en otro. 

No le preguntes por si quiere tener hijos. Hazme caso. Pregúntale si el 'ramen' del chino de cerca de La Merced sabe al original que habrá probado en Tokio, que tienes curiosidad.

No le preguntes por el videoclip, que es ya muy típico. No te va a decir nada de la artista, no por nada, si no porque en realidad no sabe nada. ¿Por qué Milán? ¿Por qué no París? ¿Por qué Osaka? El japonés suena a chino. Intenta saber cuál es el último libro que leyó y cuál es su autor favorito.

Pregúntale por cómo entiende el presente, cómo se muestra ante el futuro y si del pasado recuerda algo y, en tal caso, si lo cambiaría. Ya sé qué es típico, pero así vas a poder aportar el matiz, por teléfono desde Japón.

Dile que si todavía se acuerda de la contraseña de su cuenta en esa plataforma de preguntas anónimas e identificadas, y si sabría decir cuántas preguntas le quedan por responder. Que si piensa algún día contestarlas o si va a cerrar la cuenta. Comprueba antes que la tenga abierta. Pregúntale por qué tanto fuego en sus gifs de Tumblr. Que te explique cómo fluye. Cuando sintió que explotó su fama, es decir, que no había vuelta atrás para que nadie la conociera, si es que eso algún día fue posible. 

Pregúntame: tienes alguna pregunta. Pregunto.