Bushwick, Brooklyn, Nueva
York
31 de enero de 2016
Érase
una vez una galería de arte en Bushwick que tenía una web un tanto rara con
información rara. Érase una vez una galería que se encontraba en un sitio
extraño y érase una vez dos personas que iban en su búsqueda. Cuando estos
sujetos llegaron al sitio (tras haber pasado por delante y haberlo obviado una primera vez, dado a la falta de señalización del lugar) decidieron que no era una buena idea
ir a un sitio de arte subversivo. Es decir, uno de los sujetos opinaba que los
momentos de trastorno no se eligen y que si se puede, generalmente, se huye de ellos.
De
ese mismo pensamiento es de donde, probablemente, nació la idea de la cafetería
que compartía pared con tal galería. De la idea de ofrecer cobijo a la gente
afectada por haber traspasado las puertas del sitio colindante o de la idea de
ofrecer una alternativa opuesta en un sitio perdido, si el individuo decide no entrar finalmente. Pues eso, que los dos sujetos anteriores entraron en una cafetería muy
bonita con un área lleno palés y cajas detrás de la barra. Una cafetería un
tanto mal distribuida pero muy bonita, según ellos. Un modelo de negocio nuevo
que se escapaba a sus entendimientos, cuyas opciones de funcionalidad eran
varias y así las enumeran:
1. Es una cafetería y un almacén que no tiene nada que ver con el café, que
alquilan, sino, por ejemplo, a una empresa de industria maderera.
2. Es una cafetería que cuenta con un almacén con funciones de decoración.
3. Es una cafetería y su propio almacén, cosa lógica.
4. Es un lugar, afiliado al museo perturbador. Es el punto real que genera beneficios a la galería. No es una cafetería. No hay un almacén. Es un lugar situado en el ámbito del subconsciente al que nadie ha acudido y en el que nadie se ha tomado un chocolate caliente.
4. Es un lugar, afiliado al museo perturbador. Es el punto real que genera beneficios a la galería. No es una cafetería. No hay un almacén. Es un lugar situado en el ámbito del subconsciente al que nadie ha acudido y en el que nadie se ha tomado un chocolate caliente.
Sí, eso es.
El revelado especulativo de la experiencia. / T. R. |
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