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26 mayo 2014

Actos de loca

Hace una semana tenía que despertarme a las seis de la mañana para ir a dar clase en un instituto solo por un día. Nada importante. No podía dormirme y lo conseguí aproximadamente a la una de la madrugada. A las tres y cuarto, el timbre de la casa sonaba sin parar. Me despertó el ruido y intenté detenerlo con mi mente, pero no lo conseguí. Tras 40 minutos casi continuados de ese sonido tan estridente en mis oídos decidí salir al pasillo de mi apartamento, donde está la cocina común que comparto con mi compañera. La puerta de su habitación estaba abierta y la que da al pasillo de la planta también. Las dos estábamos asustadas y vimos a una chica rubia con una chaqueta negra llamando a nuestro timbre constantemente. Jugamos al escondite diabólico y nos ocultamos detrás de la pared. Mirábamos cómo estaba poseída y cómo no soltaba su dedo índice de nuestra campanilla. Ella miraba todos los nombres de los que vivimos en el mismo edificio, tocaba el cristal con el dedo y luego apretaba el timbre. Así hasta casi las 4 de la mañana. Se giró y me giré antes de verle la cara.

[Siete días mas tarde. Madrugada del martes. 3:10 a.m]

Alguien aporreaba la puerta que da al pasillo común con los otros estudiantes vecinos. Alguien pateaba nuestra puerta. Alguien susurraba cosas que no se entendían. Puñetazo. Patada. Patada. Susurro. Patada. Puñetazo. Susurro. Noté cómo mi piel se inflamaba. Esa fue mi reacción al miedo. Mis brazos, mis piernas y mi cara ardían y calentaban el edredón. Quien fuera no paraba de golpear nuestra puerta. Me comuniqué con mi compañera por mensajes de texto. Las dos teníamos miedo y confiábamos en que se fuera pronto. No lo hizo. Más puñetazos. Más patadas. Más susurros continuados. Me destapé y salí al pasillo que comparto con mi compañera. Hablamos bajito y nos fuimos a mi habitación, que está unos cuantos pasos más lejos que la suya de la puerta que pronto iba a caerse por los porrazos de alguien a quien no le poníamos cara. Decidimos que teníamos que decirle que parara, por eso abrimos la puerta:

Piernas de mujer.
(la misma que el lunes anterior)
Medias negras transparentes.
Tacones.
(también negros)
Susurro.
(giro al mismo tiempo de su cuerpo)
Su cara.
(sonrisa desencajada, ojos perdidos y pelo rubio)

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