Tinta roja
Me han preguntado si todavía odias la Coca-Cola. Me dicen que si probaste el
café antes de irte. Creo que sigues odiando la Coca-Cola y espero que no hayas
probado el café. Quieren saber si alguna vez te has puesto tacones o si supiste
bailar en público la coreografía de la canción “Macarena”. Les he dicho que aún
no has hecho nada de eso y les he preguntado si realmente te conocían o si son,
simplemente, personas curiosas.
Les he sugerido que te busquen porque sé que te va a hacer ilusión saber que alguien quiere saber de ti, aunque tan solo pregunten sobre asuntos triviales. Les he recomendado que sería mucho mejor que esas cosas las dejaran atrás y hablaran contigo sobre tus cursos de cocina de dulces navideños. Todavía recuerdo lo bien que nos lo pasábamos intentando hacer cordiales. También he pensado que podríais charlar sobre tus veranos en el extranjero. Me parece que te hará bastante feliz recordar los momentos de risas. No les he dicho que discutáis sobre política, ni religión, ni fútbol. Así, creo que te saco de un aprieto.
Les he sugerido que te busquen porque sé que te va a hacer ilusión saber que alguien quiere saber de ti, aunque tan solo pregunten sobre asuntos triviales. Les he recomendado que sería mucho mejor que esas cosas las dejaran atrás y hablaran contigo sobre tus cursos de cocina de dulces navideños. Todavía recuerdo lo bien que nos lo pasábamos intentando hacer cordiales. También he pensado que podríais charlar sobre tus veranos en el extranjero. Me parece que te hará bastante feliz recordar los momentos de risas. No les he dicho que discutáis sobre política, ni religión, ni fútbol. Así, creo que te saco de un aprieto.
Suki, espero que no
te enfades. Quieren conocerte, y no quieren herirte. Te ven frágil y piensan
que te quiebras. Comprende que ellos no saben que tú has vencido dos batallas,
que has nadado tres kilómetros en el agua congelada de Nueva Zelanda o que
vives sola desde hace cinco años. Eso ellos no lo saben. Yo te conozco y quiero
que no te hagan daño.
Tinta violeta
No sé si he conseguido
protegerte. Ahora eres papel mojado. Tienes que secarte, y, por favor, no olvides
dejar la llave puesta detrás de la puerta cuando estés en tu apartamento. Los que
preguntan por ti también quieren raptarte. Por eso, coge la línea de metro número tres. Sal
por la boca que da a la calle San Bonifacio. La que está en frente de donde
vive esa compañera tuya con la que compartes mesa en la asignatura de Análisis de los efectos de los medios de comunicación. Pisa solamente los escalones pares. En la cabina
telefónica. Ahí.